El Balneario de Almeida emplea las aguas del manantial “Hervidero de San Vicente”, que se encuentra a 10 metros del edificio del balneario.

Ya los antiguos celtas, las utilizaron por su extraordinario poder cicatrizante, y el dolmen del Casal del Gato, con su corredor de entrada orientado hacia una de las fuentes da testimonio de su antiguo valor.

Las primeras referencias escritas son de principios del siglo XVII, a través de Fray Francisco de Santa Catalina, monje jerónimo, regente de la botica del Monasterio de Zamora, y que comenta el gran valor medicinal de estas aguas sulfurosas, escribiendo:

“Las aguas salen por entre dos peñas, pero la que contiene la taza de la fuente se mueve con violencia de rato en rato, como un puchero que está hirviendo…, y por eso sin duda lo llamaron el Hervidero”.

Las aguas de Almeida fueron declaradas Mineromedicinales y de Utilidad Pública en el año 1908, por su comprobada acción sanadora en múltiples dolencias.

Poseen unas propiedades físico-químicas que las hacen únicas, ascendiendo de la tierra a una temperatura de 17º, siendo aptas para su consumo.

Son aguas sulfuradas, con una concentración de sulfuro de hidrógeno superior a 4mg/l. Este compuesto de azufre le da un olor característico a huevo al agua que desaparece al reposar unas horas, y así ser excelente para su consumo.

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